Ayer, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Cádiz, tuvo lugar, bajo la presidencia de la Concejala Delegada de Cultura Maite González, la presentación del tusello del insigne músico gaditano Manuel de Falla.
Además contó con la presencia de la subdelegada del Gobierno en Cádiz, Blanca Flores; la concejala de Juventud, Gloria Bazán; y el concejal de Educación, José M. Verdulla. También asistieron el presidente del Club Social de Emplead@s Municipales, José María Jaén; el presidente de la A.VV. Entre Dos Puentes Gaditanos, José Manuel Misea; el presidente de la Sociedad Filatélica Gaditana, Paco Velázquez; y el director de la oficina principal de Correos en la ciudad, Víctor de la Torre.
También estuvo y habló del tusello Juan Antonio Casas, diseñador del mismo y de la tarjeta máxima. El cartel de la exposición ha sido realizado por Lola Fontecha, y la imagen utilizada ha sido cedida por la Fundación Archivo Manuel de Falla, con sede en Granada, a quien agradecemos enormemente su colaboración.
- “Manuel de
Falla”………………………………....…..……Juan Antonio Casas Pajares
- “Falla, Lorca y
Dalí”…………………………………..…..Francisco Velázquez Barroso
- “Manuel de
Falla y Picasso, El Sombrero de Tres Picos”……José Luis López León
- “Manuel de
Falla, el genio silencioso”………………………José Luis Aragón Panés
- “150
aniversario de Manuel de Falla”…………………..Juan Antonio Rivera Bernal
-
“Flamenco”………………………………………………………….Jesús López García
- “Compositores
musicales españoles”………………………Manuel Medina Romero
- “Músicos e
instrumentos musicales”…………………………Alfredo García Merino
- “Instrumentos
musicales”…………………………………….Manuel Reyes Delgado
Aquí puede verse un amplio reportaje fotográfico obra de nuestro directivo Ricardo Moreno, a quien estamos muy agradecidos.
“Que Falla
era gaditano.
Sí, a pesar
de los pesares, a pesar de que tanta gente se esfuerza en decir que Falla era granadino.
No. Falla era gaditano.
Nació en la Plaza de Mina, donde su aya “la
Morucha”, le cantaba nanas gitanas para acunarlo.
Ahí empezó
a mamar don Manuel el flamenco. Falla era gaditano.
En el número 4 de la Plaza de
Candelaria, en la casa del mecenas, Salvador Viniegra, escuchando en directo un
cuarteto con piano, allí se enamoró de la música, allí comprendió que
necesitaba la música como si fuese el aire para respirar, y allí se comprometió
con su fulgurante carrera de compositor y pianista.
Sí, Falla era gaditano.
Pero bajando de Candelaria 4, a mano
izquierda, donde hoy está la Peña de la Estrella, allí había un café cantante
gitano, con la libertad que otorgó al pueblo gitano, la pragmática de Carlos
III, el flamenco sale a las calles y Falla vivió este acontecimiento en los
diversos café-cantantes que había en Cádiz.
Porque de
siempre el flamenco ha sido el folklore más admirado en todo el mundo, tanto es
así que muchísimos compositores clásicos habían intentado componer con los códigos
del flamenco, lo intentó Chabrier, Bizet, Glinka, Rimsky Korsacov, Debussy…, pero
ninguno de ellos musicó el flamenco con la hondura y belleza que lo hizo Falla.
Falla fue el
hijo de uno de los comerciantes que arribaran a Cádiz con el dieciocho. Ese lazo
entre dos mundos que fue Cádiz, corona su periplo, con un músico, Falla que fue
el que sublima en música clásica, el folklore más hermoso del mundo.
Falla, era gaditano.
Pero don Manuel sintió un quiebro en su carrera,
esa
Formación
espiritual que recibió en la Santa Cueva de la mano del Padre Fedriani, le
impulsó para su última hazaña.
Dejó de hacer obras inspiradas en el
flamenco, obras de tenue moraleja, para embarcarse, durante 20 años, en la
composición de un oratorio “la Atlántida”, inspirado en lugares y personajes
del mundo antiguo gaditano.
Hércules,
la Atlántida, Sancti-Petri.
Una obra titánica
de profunda enseñanza, una trampa de Dios que nos dejó la más bella de las
enseñanzas.
Pelayo Quintero, aquel arqueólogo que muriese
sin encontrar la deseada dama de Cádiz, muere unos días antes que Manuel de
Falla, el cual también había dejado inconclusa su Atlántida.
La lectura
es hermosa…
El más hermoso testamento moral que la música
podía darnos.
Más allá de las gestas humanas, de los
afanes que la codicia pretenda, el hombre conquista su alma y lo eterno, en el ámbito
de lo diminuto en las pequeñas cosas de su existencia.
Esta es la verdad más sublime.”
Antonio Flor Borrego